Escribió
versos por encima de su cintura, sin mesura, sin censura.
Supo
caer sin remedio, agarrándose al asedio de su dulce comisura.
De
las hostias del hastío, del vacío de su memoria,
Cabalgaba
nuestra historia huyendo de la gloria.
Rayos
por mis párpados, suscitaban la locura.
Caía
a la estela, de las farolas (ajena), en la avenida oscura.
Del
perfume de la luna, de la noche caótica,
Supo
a miel, a hiel, sea como fuere; sin remedio, neurótica.
Vacío,
sin frío. Con calma, sin alma.
Fusiles
con cargamento. Se llevo la palma.
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