Aprendí
que escribir puede calmar muchas tormentas, que nos atormentan las mareas altas,
y que, las altas nevadas, a pesar de
todo, dejan estremecedora la sierra.
Adoro
observar desde la colina estrella, mas no que me husmen mientras lo hago. Estrellarme
no es lo mío, sin embargo, al cielo le queda que ni de prestado. Es por ello que
me acobarda quien seas tú, que me intimida que lean mis intimidades.
Debo
decir, que si bien por otro lado, me halaga que os complazca lo que hago. Hasta
aquí una pequeña parte de mí. Para ti. Quienes seáis. Quien yo sea. No os dejéis
guiar por todo lo que pone aquí, ya conocéis lo que dicen de las primeras
impresiones.
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