Soy un desastre de persona, desde que tú no estás, no habita
en mi mente la estabilidad. Ya no me salen los versos y empiezo a temer que sea
por ausencia de tus besos.
He abrazado a otros y aún así sigo falta de calor. Mis huesos
siguen fríos, como aquella tarde de verano en el parque que presenció mi dolor.
Sigues en mi mente, miro al vacío constantemente viviendo ausente. Quizás mis abrigos añoran tus manos en sus bolsillos, pero no me dicen
nada, saben que este come cabezas no resuelve la jugada.
Mas en la cama y a oscuras puedo ver las historias pasadas,
y los recuerdos imborrables de una vida inmejorable. Imborrable aún sin ganas.
Ya no se qué espero, ya no busco nada, mi gélida mirada
busca siempre tu sonrisa agitada. Tus ganas de vivir cada vez que me mirabas.
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