Ahora
que miro,
y
todo son gafas de pasta,
(¡qué suerte el no
ser tu de esa casta!)
te
observo de reojo
sin
perder detalle de que
por
ser,
sería
un cerrojo.
Y tu
un cerrajero.
Empeñado
siempre en eso
de que,
mis ganas son de acero.
(inoxidable, desde
luego)
Tú mirada
un reflejo.
Reflejo
de mi curva en los labios.
Y ya
sabes de qué te hablo.
Ahora
que todos viven en un caos,
(La moda ha hecho
estragos)
Recuerdo,
Que por
mi parte,
Me enamoré
de ti por no ser arte.
(Vestías de ancho,
como olvidarte…)
Alguien
más entre la multitud,
que de
nada te enterabas…
Cuando
yo, simplemente,
deseaba
mutilarte.
(A caricias,
obviamente)
Ahora,
que escribo sin sentido
(Aunque sienta lo
que digo)
Te relato
nuestra historia.
Pues
cerrado está el cerrojo.
Pero
no mi corazón, que,
de tanto
pensarte,
te recuerda
que te andes con ojo.
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