Pasa que me tiembla el pulso y se me
corta la voz, que se me caen las pestañas al suelo si te pienso sin
querer. Pasa que te sueño y te siento, y te haces dueño de mi ser,
apareces de la nada y amenazas con volver. Y vuelves... permanente
condena de la que soy presa sin querer.
No te olvido, lo siento. Y mira que lo
intento, expulso lo que llevo dentro y me desahogo en el papel...
porque me escucha, porque me entiende, porque asiente y se que si
alguien se entera... ha sido el. Mi fiel amigo, mi eterno cómplice,
al que escupe la pluma y me hace enloquecer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario