sábado, 2 de febrero de 2013

Sweet love

-Y sin querer, queriendo, una y otra vez amanecía revuelta entre sus sábanas...

Cubierta de esa fragancia tan... él, tan sabor a miel.
Dibujaba sonrisas en sus cachetes sonrojados,
pero nada cubría aquel sentimiento de hiel...
Aunque inagotablemente siempre acabábamos consumados.

Vertimos toda nuestra vida, nuestra juventud
saciando así el hambre de esta enfermedad llamada amor.
Cubrimos a destajo las ansias de plenitud
Pero nada detuvo este barco a babor...

Éramos ingenuos, y de eso el tiempo se aprovechó.
Mi alma se consumía cada noche en su colchón,
impidiendo así la rutina del placentero revolcón.
Moría en cada uno de sus lunares, y eso... nunca nadie lo dudó.


















"Una cama para dos debe
   ser ancha, para que quepa 
el odio en medio"

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